viernes, 3 de marzo de 2017

Bebe al Quirófano.


Hace unos meses tuve una urgencia médica con Sebastián, algo que al momento fue un poco difícil pero con fe y el apoyo de muchos se hizo muy fácil.


Un día como cualquier otro luego de su ducha  le note una bolita por encima de sus testículos, me sorprendió mucho ya que en días anteriores no le había notado nada diferente (las mamas y su empreño de revisar de pies a cabeza a sus terruños).

Recuerdo comentarle a mi esposo al respecto y ambos pensamos que podía ser que estaba aguantando las ganas de ir al baño… ¡ERROR!

Al día siguiente estábamos con la pediatra quien me confirmo lo que ya había pasado levemente por mi cabeza… mi niño tenia hernia en los testículos… Pronostico: Operación en camino.

Para muchas madres escuchar que deben operar a su hijo es un choque de emociones, por muy sencillo que sea el procedimiento, si es algo ambulatorio o no, a ninguna madre le gusta pensar que su hijo debe estar en un quirófano sometido a anestesia y otros medicamentos para que le hagan cualquier tipo de incisión.

Allí estábamos mi esposo y yo, la abuela y el abuelo, corriendo de un lado a otro para llevar a Sebastián con el especialista quien al examinarlo nos dijo “tiene dos hernias  inguinales bilaterales, una está creciendo y tapa a la otra” debemos operarlo,  no de emergencia, pero si urgente porque le puede comenzar a doler y allí si debemos correr. Suspire.

Es increíble la cantidad de cosas que nos pueden pasar  por la cabeza en microsegundos. Los nervios me comían y las ganas de llorar me las aguantaba.

Ante todo lo que se venía encima, no podía más que encomendar lo a Dios y sacar fuerzas hasta debajo de las piedras para disimular los nervios y el miedo que sentía me estaba consumiendo.

Algunas de las cosas que más me ayudaron mientras esperaba, fueron:

  • -          Contar con el apoyo de mi familia y sobre todo de mi esposo que hasta creo estaba peor de nervioso que yo.
  • -          Orar muchísimo, la fe nos llena de paz y la confianza de que Dios tiene el control de todo nos llena de tranquilidad.
  • -          Pensar en cosas positivas y agradables, es difícil lo sé, y más si solo tienes la mirada fija en la puerta del quirófano esperando noticias del doctor. Cuando pensamos en positivo y en cosas que nos llenan de alegría y paz, nuestro ánimo y panorama cambia. Hasta nos sentimos más livianos.
  • -          Mantenerte hidratada y con el estómago lleno, más difícil que la anterior. Por lo general en este tipo de situaciones no queremos ni probar bocado, pero debemos hacerlo para sentirnos con fuerzas y energías para el siguiente paso: la etapa de recuperación, sobre todo porque a los niños hay que tenerles mucha paciencia y más si son inquietos. Todo para que la recuperación sea exitosa.
  • -          Mantenerte serena y relajada delante de tu niño, de este modo no le transmitimos nuestros nervios y le damos confianza y tranquilidad.

Gracias  a Dios todo salió perfecto, y mi niño pese al despertar de la anestesia se recuperó satisfactoriamente.


Hace ya casi dos años de ese día y aún sigo agradeciendo a Dios por todas las personas que estuvieron allí en ese momento con nosotros, pero sobre todo le agradezco que mi niño está perfecto y todo salió excelente.

Si tienes alguna experiencia igual con tu bebe puedes contármela, recuerda que nuestras experiencias pueden ayudar a otra mamá.


Katiuska Figuera.
Mamá Primeriza
Relacionista Industrial
Fundadora Lazos de Madre.


Conductora Lazos de Madre Radio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario